Los niños estaban muy alegres y curiosos y por suerte el sol brillaba y no llovía. El paseo fue posible por aportes económicos de unas personas de Alemania y por supuesto por la voluntad y el tiempo que daban las voluntarias Sarita, Isabel, Marta y Frieda.
Como la mayoría de los niños no tiene ropa de baño ingresaron a la piscina con un polito y shorts. Casi nadie de ellos sabe nadar pero eso no pone trabas para que se diviertan bastante en el agua caliente de los pozos termales de los Baños del Inca. Una vez más se podía observar que los niños no necesitan bastante juguetes para entretenerse ellos mismos. Al final no quisieron salir del agua aunque habían jugado dos horas sin parar. Es cierto que para muchos de ellos fue la primera vez que pudieron disfrutar tal experiencia, además para algunos una ducha con agua caliente debía haber sido una cosa desconocida. Después de bañarse compartimos un pequeño y sano refrigerio, seguido por mucha diversión en los juegos y columpios de la piscina. Al fin, todos regresamos cansados pero muy contentos.
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